Un blog sobre el Trabajo
en la Era Digital
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La incorporación al sistema productivo de las tecnologías que están protagonizando la actual revolución tecnológica desde la segunda década de este siglo, está renovando el interés académico -si es que en algún momento ha desaparecido totalmente- en las consecuencias de la innovación tecnológica sobre el empleo y el trabajo.
Este debate se traslada a la esfera pública, y desde los medios de comunicación se recogen de manera asidua noticias de cómo las nuevas tecnologías hacen que ocupaciones o tareas que hasta el momento concebíamos como esencialmente humanas sean realizadas por máquinas con la consiguiente reducción de los niveles de empleo. Estas noticias aparecen y generan un debate social que muchos de nosotros vivimos con preocupación, por unos u otros motivos, y también a menudo con resignación.
Este interés social, que es etiquetado como ansiedad tecnológica, en la célebre expresión de Joel Mokyr, no es nada novedoso. En este artículo te voy a contar algunos episodios del pasado donde las personas vivían con preocupación la llegada de una nueva oleada de maquinaria y tecnología que hacía peligrar su modo de vida (y de trabajo) anterior para, posteriormente, centrarme en los temores que traen consigo las nuevas tecnologías digitales, especialmente la Inteligencia Artificial (IA) y la Robótica avanzada. Cierro el artículo con una presentación breve (que iré ampliando en otros artículos) de las tres grandes temáticas de estudios e investigaciones que vienen a dar respuesta desde hace dos siglos por las consecuencias sociales del cambio tecnológico.
A lo largo de la historia, los humanos hemos considerado a la tecnología, en general, como la principal fuente de progreso económico. Pero también la hemos visto con preocupación por los efectos sobre el desempleo y la deshumanización (sustitución de hombres por máquinas) del trabajo. Esta preocupación suele coincidir, según Mokyr, cuando confluyen dos circunstancias:
En cada momento histórico de progreso tecnológico la ansiedad tecnológica se ha expresado mediante el temor a la desaparición del trabajo humano y a su completa sustitución por máquinas. El propio Mokyr ha documentado situaciones de contestación social en la Edad Media y en la Edad Moderna donde los intereses de grupos de mercaderes o de artesanos pugnaban por impedir, o al menos retrasar, los efectos de la maquinización de los talleres.
Así, en la Edad contemporánea, es recurrente mencionar los hechos acaecidos en Inglaterra entre los años 1811 y 1817 como el primer levantamiento de los obreros contra unas máquinas, los telares mecánicos accionados por vapor, que las consideraban culpables de la pérdida de su trabajo y de la miseria de sus salarios. Liderados por Ned Ludd, una figura que algunos consideran un personaje ficticio, los obreros atacaron instalaciones y maquinarias antes de ser reprimidos por el ejército.
Si bien es un momento significativo por su ubicación espacial y temporal – Inglaterra en los comienzos de la Primera Revolución Industrial – el movimiento luddita no es una rara avis en la historia.
Cuando se estudian las primeras revueltas de los obreros ingleses contra las máquinas, se observan algunas coincidencias. Eran las parroquias inglesas y galesas donde más se difundieron las nuevas máquinas donde más intensamente se experimentaron los conflictos y el rechazo de los trabajadores.
Unos años después del movimiento luddita, en 1830, se produjeron los disturbios de Swing (Swing Riots), un levantamiento generalizado de los trabajadores agrícolas en el sur y el este de Inglaterra en protesta por la mecanización agrícola y las duras condiciones de trabajo. El nombre Swing Riots se derivó de Capitán Swing, un nombre ficticio con el que a menudo iban firmadas las cartas amenazadoras enviadas a granjeros, magistrados, párrocos y otros personajes de la sociedad inglesa.
En el resto de Europa se produjeron situaciones similares, como la revuelta en Alcoy (Alicante) en 1821, que se considera la primera revuelta de carácter luddita en España. Hay un artículo excelente (aquí te lo dejo) que cuenta este episodio poco conocido de la historia española.
En la actualidad, con los cambios disruptivos en todas las esferas de la vida social que resultan de la Cuarta Revolución Industrial, estamos asistiendo a un nuevo momento de ansiedad tecnológica:
Obtenida de pexels
La ansiedad tecnológica se traslada al campo académico y hace que de manera recurrente se dé un boom de los estudios sobre las relaciones entre el cambio tecnológico y el trabajo.
No obstante, asistimos desde los años 1980 a un cambio en las temáticas que más interés despiertan por parte de los investigadores. Antes de esa fecha, la preocupación se había centrado en los efectos del cambio tecnológico sobre el nivel de empleo (creación y destrucción de puestos de trabajo) y sobre los cambios en la estructura ocupacional (cualificaciones, salarios, nivel educativo, etc.).
Con la difusión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la industria y los servicios desde las últimas décadas del siglo XX, las investigaciones se han orientado hacia el análisis de otras temáticas, además de continuar con las anteriores.
Así entonces, se da en la actualidad una continuación del debate sobre el desempleo tecnológico y sus consecuencias sociales. Junto a este, se vienen añadiendo otros temas de interés relativos a:
En el momento actual de la investigación sobre el cambio tecnológico y sus consecuencias para el trabajo y el empleo podemos distinguir tres grandes líneas de investigación, o enfoques, desde los que abordar el análisis:
En próximos artículos del blog voy a describir con mayor profusión de detalles los avances y resultados obtenidos en cada una de estas tres líneas de investigación en su estudio de la transformación del trabajo en la sociedad actual.
¡Si te interesa el tema, no dejes de leerlos! 🙂.
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Joel Mokyr et al., 2015. The history of technological anxiety and the future of economic growth: Is this time different?
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