Un blog sobre el Trabajo
en la Era Digital

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Dos modelos para entender el cambio tecnológico en la sociedad

Las transformaciones en el trabajo y el empleo que se dan en la actualidad se engloban en el término trabajo 4.0. Por esta razón no es casual que haya decidido titular así a mi blog.

Cuando se analizan esas transformaciones, uno de los drivers, o factores impulsores, que se mencionan es la actual revolución tecnológica.

Así, por ejemplo, en un informe de 2015 del Ministerio Federal de Trabajo y Asuntos Sociales (BMAS) del gobierno alemán, titulado Arbeit neu erfinden (en inglés Re-imagining work 4.0) se analizan las transformaciones presentes y futuras del trabajo, y para lo cual se toman en consideración una serie variada de cambios sociales y económicos de gran envergadura que se dan en la sociedad y en la economía, citando a la revolución digital junto a otros drivers, como la globalización, el cambio demográfico (envejecimiento, migración) y también el cambio cultural (BMAS, 2015).

Sirva este ejemplo para ver la importancia del papel del cambio tecnológico para estudiar las tendencias de futuro en el trabajo y el empleo. De ahí que en este artículo te voy a contar de manera resumida cuáles son los dos modelos, o esquemas, interpretativos, que más se emplean para explicar el papel y la evolución del cambio tecnológico en las sociedades. Estos dos modelos son la teoría de las ondas (o ciclos), y la teoría de las revoluciones industriales.

La teoría de las ondas: las revoluciones tecnológicas 

El concepto de revolución tecnológica forma parte del arsenal epistemológico de las ciencias sociales. En la historia de la Humanidad ha habido diferentes revoluciones tecnológicas, que comprenden períodos de tiempo en los que se desarrollan e introducen nuevas tecnologías a las diferentes esferas de la vida social y que desembocan en cambios sociales profundos. Ejemplos de revoluciones tecnológicas son la Revolución Neolítica, la Revolución Agrícola en Inglaterra o las diferentes Revoluciones Industriales que se han sucedido desde el siglo XIX.

En este post no estamos en el debate pasado y presente sobre la naturaleza de los ciclos o la periodización. Te remito, en caso de estar interesado, a un artículo de Buendia Rice, titulado "Las ondas largas en la vida económica. Una reflexión" (disponible en la web), donde hace una breve exposición de los principales autores que han estudiado este tema.

El papel de la innovación organizativa (Schumpeter)

Una de las finalidades que se persigue en Sociología, o Economía, con el empleo del término revolución tecnológica, ¡y que es la que nos interesa a nosotros!, consiste en observar y comprender el papel de la innovación tecnológica en las economías capitalistas.

A Joseph A. Schumpeter se le reconoce el mérito de ser el economista moderno que prestó más atención al cambio tecnológico y al papel de la innovación organizativa -el emprendimiento empresarial en términos de este autor- como fuentes del crecimiento económico. Schumpeter emplea el concepto de cambio tecnológico de manera muy amplia, abarcando varios aspectos:

  • La introducción de un nuevo bien en el mercado o un bien ya existente al que se la añaden nuevas características.
  • La introducción de un nuevo método de producción.
  • La apertura de un nuevo mercado para la venta de los bienes.
  • La conquista de una nueva fuente de aprovisionamiento de materias primas o bienes semifacturados.
  • Una nueva forma de organización productiva.

Schumpeter enmarcó su propuesta de cambio tecnológico en una teoría de las ondas largas -o ciclos- por la cual en el desarrollo del capitalismo se producen de manera continua fluctuaciones económicas que alternan períodos de auge y crecimiento económico, relacionados con la creación de nuevos inventos que estimulan la inversión en las industrias de bienes de consumo, y períodos de crisis y depresión.

Otros autores continuaron los trabajos de Schumpeter, los llamados neoschumpeterianos, y se dieron a la tarea de explicar las relaciones entre el cambio tecnológico y el cambio organizativo, y entre éstos y el desempeño económico. Los más representativos son Cristopher Freeman, Gerhard Mensch, Alfred Kleincknecht, Carlota Pérez y Simon Kuznets.

Aunque existen diferencias entre ellos, todos ellos consideran que en cada revolución tecnológica se produce un conjunto de macro invenciones que posteriormente pasan a ser incorporadas en los distintos sectores económicos y las comunicaciones, posibilitando el crecimiento económico sostenido a largo plazo.

Sin embargo, estos cambios introducidos no suponen una mejora inmediata para la vida de las personas. En cada momento histórico existe un período de transición turbulento y difícil que dura dos o tres décadas, en el cual las sociedades cambian y se transforman al calor de las nuevas posibilidades que permite la incorporación de las nuevas tecnologías y fuentes de energía al sistema productivo. La innovación tecnológica y la innovación organizativa no van parejas en la realidad histórica. Existe un diferente ritmo de difusión de la tecnología entre países, y entre sectores productivos y empresas en el interior de las economías nacionales.

Marx y la acumulación capitalista

Junto a Schumpeter y sus seguidores existe una segunda tradición teórica que arranca con Karl Marx y su tesis sobre la caída tendencial -y cíclica- de la tasa de ganancias en el capitalismo, y que ha intentado explicar la lógica de las revoluciones tecnológicas, y sus formas, en la evolución del capitalismo. Al disminuir la tasa de ganancias se reducen las inversiones, el rendimiento económico tiende a disminuir y, como consecuencia, se reducen el empleo y la producción, multiplicando el efecto depresivo.

En el segundo tercio del siglo XIX el pensador de Tréveris fue uno de los primeros es ver las continuas fluctuaciones en el capitalismo, como una serie histórica donde se alternaban períodos de crecimiento y prosperidad económica, y períodos de crisis y de estancamiento.

Ernest Mandel, tomando la teoría de las ondas largas desde esta perspectiva, desarrolló una periodización de la evolución del capitalismo y planteó un esquema interpretativo diferente a Schumpeter para explicar la evolución y el desarrollo económico.

Para este teórico, las revoluciones tecnológicas se ubican temporalmente en los períodos con tasas de ganancia generalmente decrecientes, en los que se tiende a fomentar la investigación y el desarrollo (I+D) para conseguir innovaciones tecnológicas dirigidas a la reducción de los costes de producción o a la racionalización de los procesos productivos. Sin embargo, las inversiones en las primeras aplicaciones masivas de estas innovaciones tecnológicas generalmente se producen diez años más tarde, una vez que ya se ha producido la inflexión de una onda larga de carácter depresivo a una de carácter expansivo.

Así, en el proceso cíclico de acumulación del capital, las sucesivas revoluciones tecnológicas presuponen formas específicas de organización del proceso de trabajo. Estas transformaciones del proceso de trabajo suponen tentativas del capital durante el período precedente para eliminar obstáculos al incremento de la tasa de plusvalor.

Un ejemplo que se puede plantear desde esta posición es el desfase temporal entre el origen y el pleno desarrollo de la Organización Científica del Trabajo. Frederick W. Taylor plantea una primera versión de la misma (de ahí el nombre de Taylorismo) a inicios del siglo XX, y su primera introducción en las fábricas data de los años 1910-1914. Pero no será hasta después de la Segunda Guerra Mundial -en una nueva onda expansiva del capitalismo- cuando el uso del taylorismo se generalice en los procesos de fabricación.

La teoría de las revoluciones industriales 

Mientras que el concepto de revolución tecnológica abarca un abanico más amplio de contextos históricos y tipos de avances técnicos que se han desarrollado en la historia, el término revolución industrial está más acotado temporalmente a los cambios tecnológicos, y a su impacto social, que se vienen sucediendo en la edad contemporánea desde mediados del siglo XVIII en Europa y luego posteriormente en el resto del mundo.

La teoría de las revoluciones industriales se diferencia de las teorías sobre los ciclos económicos en el capitalismo (las teorías de ondas), en que ya no se trata de explicar las fluctuaciones en el crecimiento económico.

Según esta teoría, al igual que ha ocurrido en las anteriores revoluciones industriales, en estos momentos se está produciendo una combinación y aplicación de nuevas tecnologías, nuevas fuentes de energía, nuevos materiales y nuevas tecnologías de comunicación que afectan de manera radical las formas en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con los otros,

Estamos por tanto en los inicios de la Cuarta Revolución Industrial. Entonces, ¿Cuáles fueron las anteriores? (Figura).

La Primera Revolución Industrial se inició en Inglaterra y Gales en la segunda mitad del siglo XVIII y se extendió al resto de Europa Occidental y Estados Unidos durante el período 1820 – 1840. En ella se dieron varias invenciones y desarrollos casi simultáneos en ingeniería mecánica, química, metalúrgica y otras disciplinas; y se caracterizó por la mecanización de la industria, con el reemplazo de la fuerza muscular proveniente de animales y humanos por las primeras máquinas, impulsadas por vapor o por energía hidráulica. En esta época, también fue importante la construcción de canales para transporte fluvial y la construcción de las primeras líneas de ferrocarril en la década de los años 30 del siglo XIX.

La Segunda Revolución Industrial tuvo lugar entre la década de los años 70 del siglo XIX y primera década del siglo XX, y se caracterizó por un proceso de innovaciones tecnológicas, científicas, sociales y económicas producidas en paralelo con la consolidación del capitalismo como sistema económico. Se caracterizó por el uso de la electricidad como fuente de energía y la producción de materias primas provenientes del petróleo (como el plástico) y de otras fuentes.

Se empieza a usar minerales, como el carbón, para las fundiciones de acero y para calentar los hogares. También se da un crecimiento de las tecnologías de la comunicación (difusión del telégrafo e invención del teléfono y la radio). Con la invención del motor de combustión interna, en este período asistimos al desarrollo de la industria del automóvil y los primeros aeroplanos.

Los avances tecnológicos que se producen en esta época influyen de manera masiva en la vida de las personas. La producción de bienes en grandes series, o fordismo, introdujo la cadena de montaje en la fabricación de automóviles en 1913 lo que permitió incrementar la oferta de coches y abaratar precios. Este modelo se expandió a todas las industrias y permitió la fabricación masiva de bienes que requería, al mismo tiempo, expandir la sociedad del consumo.

La Tercera Revolución Industrial se inicia en los años 60 del siglo XX y se caracteriza por la automatización y la informatización de las empresas. Tiene por protagonistas a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), conformadas por la microelectrónica, la informática (máquinas y software), las telecomunicaciones, que tuvieron el mismo significado y jugaron el mismo rol que el descubrimiento y aplicación de nuevas fuentes de energía tuvieron en las dos revoluciones industriales precedentes.

La incorporación a las fábricas de máquinas automáticas de control numérico por computadora (CNC) permitió acortar las series de fabricación de lotes de piezas y productos, y adaptar la producción a las oscilaciones de la demanda. La cadena fordista se convirtió así en sistemas de producción flexible que integraban el diseño y la producción mediante la fabricación asistida por ordenador (CAD/CAM) el uso de robots industriales y máquinas de CNC.

En estos momentos, según diversos autores, estaríamos en los inicios de la Cuarta Revolución Industrial, que estaría protagonizada por la confluencia de una nueva generación de tecnologías digitales (como la Inteligencia Artificial, la robótica avanzada, la fabricación aditiva, Internet de las Cosas, Realidad Aumentada y Virtual, etc.), junto a una nueva base tecnológica – energética caracterizada por la transición a las energías renovables (transición energética). También importantes serán el descubrimiento y uso industrial de nuevos materiales, y los avances en biología y genética (OCDE, 2017). 

Como conclusión, podemos decir que ambos modelos son útiles para explicar cómo y por qué se da la incorporación de nuevas fuentes de energía y nuevas tecnologías en cada momento histórico a los procesos productivos, y cómo estas permiten alterar las condiciones de trabajo que observamos en el pasado, y que estamos observando también en el momento presente.

En el caso de la teoría de las ondas, o ciclos, ponemos en relación la incorporación de esas nuevas tecnologías y fuentes de energía con la naturaleza cíclica del sistema capitalista. En el caso de la teoría de las revoluciones industriales, damos cuenta cómo estas tecnologías interactúan entre sí y propician cambios en las condiciones de vida y trabajo de las personas.

Es por este motivo que en este blog recurro a ambos modelos para hablar del tema que tratamos: las transformaciones del trabajo y el empleo en la sociedad actual.

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